viernes, 8 de noviembre de 2013

Reacciones psicológica en ADULTOS Y ADULTOS MAYORES en situación de DESASTRE

 Recordemos que siempre ante una situación de desastre aquellos que asumen la responsabilidad de todo son los  padres, hermanos, tíos, apoderados o cabeza de familia, la sensación de haberlo perdido todo y ver a tu familia en la nada, el no tener que darle de comer a tus hijos o hermanos, el haber perdido el trabajo, y tener que mostrar una actitud valiente ante los seres que están a tu cargo, puede llegar a ser una situación sumamente critica que repercute mayormente a los adultos. 



En situaciones de catástrofe, suelen presentarse niveles altos de angustia y tensión en los afectados, como el recuerdo imborrable de lo acontecido. Varias investigaciones han dado cuenta de que sólo algunos individuos han llegado a desarrollar problemas más graves o duraderos; es decir, psicopatologías. Es por ello que es necesario determinar cuáles son las llamadas “respuestas normales o esperadas” y cuáles son “psicopatológicas” que requieren de una intervención.
Según la OPS (2002, p. 24), algunas manifestaciones que se presentan en los adultos después de la ocurrencia de desastres son:
*      Nerviosismo, ansiedad.
*      Tristeza y/o llanto.
*      Ideación suicida.
*      Fatiga.
*      Dificultades para dormir y respirar.
*      Confusión para pensar y/ o problemas de concentración.
*      Problemas de memoria.
*      Disminución de la higiene personal.
*      Cambios en los hábitos alimenticios.
*      Culpabilizar a otros.
*      Frustración.
*      Desorientación en tiempo y lugar.
*      Problemas laborales y familiares.
*      Sentimiento de impotencia.
*      Sentimiento de soledad o abandono.
*      Intensa preocupación por otros.
*      Dificultad para retornar al nivel normal de actividad.
*      Inseguridad.
*      Miedo, pánico.
*      Dolores de cabeza, taquicardia.
¿CÓMO PUEDO AUTOAYUDARME COMO ADULTO?
Ø  Buscar compañía y hablar, compartir sentimientos y pensamientos con otros.
Ø  Escuchar y ayudar a otros.
Ø  Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente. 
Ø  Ejecutar ejercicios físicos y de relajación.
Ø  Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.
Ø  Evitar el consumo de sustancias psicoactivas para evadir el dolor o sufrimiento.
Ø  Realizar actividades que le causen bienestar, alegría y le hagan sentires útil y solidario.
Ø  Descansar lo necesario.
Ø  Llevar una dieta alimenticia adecuada.
Ø  Comprender que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son normales y deben ser compartidos.
Ø  Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.
¿CÓMO PODEMOS AYUDAR LOS FAMILIARES Y AMIGOS?
Ñ       Escucharlos detenidamente y acompañarlos.
Ñ       Promover ayuda y solidaridad.
Ñ       Fortalecer vínculos entre familiares y amigos.
Ñ       Proveer información suficiente.
Ñ       Fomentar la participación de los afectados en las tareas de la vida cotidiana.
Ñ       Comprender y aceptar el enojo y otros sentimientos de los afectados.
Ñ       Decirles: “Tú no estás solo, cuentas conmigo”.
Y ¿QUE PASA SI TENEMOS UN ADULTO MAYOR EN CASA? ¿CÓMO PUEDE AAFECTARLE UN DESASTRE?
De acuerdo con la OPS (2010), los adultos mayores “pueden ser especialmente vulnerables durante e inmediatamente después de un evento crítico. Es más probable que tengan impedimentos  físicos, vivan solos y carezcan de ayuda y de otros recursos. Pueden tener que afrontar el shock de perder todo lo que habían conseguido en la vida: casa, familia, empleo y seguridad” (p. 22).


Entre las reacciones típicas en los adultos mayores se encuentran (OPS, 2010, p. 23):
·         Aumento de los recuerdos relacionados con el pasado y las amistades, deseo de volver a conectarse con ellos.
·         Mayor dependencia de la familia y rechazo de la asistencia proveniente de las autoridades.
·         Miedo a morir.
·         Visión deprimente del futuro, pues se considera que nada volverá a ser así de maravilloso como lo era antes de la catástrofe.
·         Regresión temporal a un estado previo, que resulta peor.
·         Sentimiento de múltiples pérdidas.
·         Desorientación a causa de la interrupción de la rutina.
·         Utilización de la negación como reacción defensiva normal.
·         Reacción inmediata de miedo, seguida de ira y frustración al no ser capaces de controlar la situación.
·         Dificultades de concentración y comunicación.
·         Reacciones fisiológicas, como trastornos del sueño y del apetito.
Ante la ocurrencia de un desastre, los adultos mayores son los más expuestos a sufrir enfermedades, incluso la muerte. Sobre todo, son más vulnerables  aquellos con discapacidades físicas o psíquicas. Es por ello, que necesitan contar con redes de apoyo para reducir los efectos del estrés y acentuar el bienestar emocional y su pronta recuperación. En estas circunstancias, resulta necesario entender que muchos de ellos se enfrentan no sólo a la pérdida de seres queridos, sino también de sus propias capacidades físicas y de su autonomía (Geriatric Mental Health Foundation, 2009).
¿A QUE RIESGOS ESTAN EXPUESTOS AL SUFRIR ENFERMEDADES?
Según la Geriatric Mental Health Foundation (2009) entre los principlaes cabe mencionar:
ª       Problemas de visión o audición pueden ocasionar lesiones al desplazarse por entornos desconocidos.
ª       Discapacidades físicas y limitaciones en la movilidad pueden impedir o retardar el proceso de evacuación.
ª       Imposibilidad de acceder a medicamentos prescritos o tratamientos para personas con diálisis o quimioterapia.
ª       La ausencia de miembros de la familia o personal de apoyo en sus hogares.
ª       Barreras para recibir ayuda financiera en catástrofes (procesos complejos o renuencia a solicitar ayuda).
ª       Una mudanza forzada puede causar estrés, depresión, acelerando su deterioro o muerte.

¿COMO PODEMOS AYUDAR A MEJORAR LOS MECANISMOS DE AFRONTAMIENTO?
La OPS (2010, p. 24) da a conocer algunas actividades para reforzar los mecanismos de los adultos mayores para enfrentar una catástrofe, siendo estas:
©       Procurar un entorno seguro.
©       Evitar el aislamiento e identificar los vínculos y relaciones estables.
©       Fomentar la calma, enfatizando que sus reacciones son normales.
©       Hablar del evento de forma objetiva.
©       Brindar apoyo y promover la confianza, facilitando el acceso a los servicios de asistencia.
©       Ayudar a mantener el sentido de identidad y contribuir a preservar la cohesión de la comunidad.
©       Brindar oportunidades que promuevan una sensación de continuidad cultural e histórica, considerando las diferencias culturales.
©       Establecer rutinas.
©       Generar oportunidades que permitan que ellos se sientan útiles y valorados
PARA FINALIZAR...
Recordemos que la mejor forma de afrontar estos tipos de desastres es con el apoyo familiar, fortaleciéndonos en ellos, expresando lo que sentimos, apoyando a los más débiles.
¨       El ser adultos no nos hace inmunes al sufrimiento y que es también parte de nuestra vida.
¨       La mejor forma de agradecer a nuestros ancianos por la experiencia y cuidados que nos brindaron en nuestra juventud es protegiéndolos y dándoles seguridad.
REFERENCIAS:
·         OPS. (2002). Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias. Recuperado de:http://www.counselingamericas.org/pdf/libros/03_LibroProtecciondelaSaludMental.pdf
·         Geriatric Mental Health Foundation. (2009). Los adultos mayores: preparación y respuesta. Recuperado de: http://www.gmhfonline.org/gmhf/consumer/disaster_prprdns_es.html
·         OPS. (2010). Apoyo psicosocial en emergencias y desastres: Guía para equipos de respuesta. Recuperado de:http://api.ning.com/files/953bHOXu9W1Ahxrrln1TQ3DdRPKZf5-fVggPdk83mW9*cTAvj4onWTDWEweLXYRXsPlACTHwwcQ0EW3RH6aa0pxylSX-8Oqz/APOYOPSICOSOCIALENEMERGENCIASHUMANITARIASYDESASTRES.pdf

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